Este artículo ofrece una visión clara de las unidades de termorregulación (también llamadas unidades de calentamiento‑enfriamiento) y sus ámbitos de uso. Se emplean allí donde sea necesario controlar un consumidor a una temperatura determinada mediante un medio caloportador, o alcanzar niveles de temperatura distintos de forma cíclica mediante control en cascada. Entre los consumidores típicos se encuentran moldes de fundición a presión y de inyección, troqueles, calandras y rodillos, en sectores como la fundición a presión, plásticos, farmacéutico, químico y alimentario.
Para un funcionamiento fiable son esenciales varias condiciones en el lado del consumidor: canales de temple limpios sin depósitos ni zonas muertas, líneas estancas y aisladas dimensionadas para la temperatura y presión máximas, así como conexiones seguras. Para evitar daños, se recomienda encarecidamente la filtración del medio tanto en impulsión como en retorno, ya que residuos de corrosión, virutas metálicas, arena o aceite degradado pueden provocar desgaste o fallo de la bomba.
El calentamiento se realiza normalmente mediante resistencias tubulares eléctricas con potencias seleccionables. La refrigeración puede ser directa o indirecta (p. ej., mediante serpentines de refrigeración o intercambiadores de placas, en línea o en bypass). Las estrategias de control pueden compensar automáticamente las pérdidas por paradas. El control basado en caudal supervisa y ajusta el caudal por circuito (con servoválvulas o válvulas manuales) o emplea bombas de velocidad variable como alternativa sin válvulas.
La integración en sistemas de control de máquinas de nivel superior suele ser posible. Los datos del proceso pueden centralizarse y documentarse, con interfaces habituales como OPC UA, Profinet y Profibus.